ARTÍCULO FINAL
A lo largo de esta asignatura he
podido reflexionar sobre aspectos interesantes del lenguaje y su didáctica. En
concreto, una de las cosas que más me ha gustado es trabajar aspectos que
recordaba de mi época de estudiante como áridos y abstractos, de manera
concreta y lúdica, como por ejemplo los dictados. Me ha ayudado a reflexionar
sobre la enorme responsabilidad que tenemos los maestros en la motivación de
los alumnos, y el esfuerzo que hay que realizar por pensar en actividades más
entretenidas para trabajar los conceptos que están en el curriculum. Si no lo
hacemos, en el mejor de los casos, tendremos niños que se aprenderán de memoria
los conceptos explicados para superar un examen, pero no habrán comprendido la
esencia del lenguaje y lo que es mucho peor, no habrán disfrutado con el
aprendizaje y olvidarán rápidamente los conceptos aprendidos. Por otro lado, a
lo largo de las actividades realizadas, he podido reflexionar también sobre la
heterogeneidad que podemos tener en las aulas y la necesidad de adaptar bien
las actividades que realicemos a las necesidades de los diferentes tipos de
niños que tengamos. Esto requiere un trabajo previo de reflexión y preparación
por parte del maestro que, en muchas ocasiones, por falta de tiempo, de
preparación o de involucración, no se hace, y repercute enormemente en el
resultado de la actividad y en la motivación y el desarrollo de estos niños en
concreto.
Por otro lado, un correcto uso
del lenguaje es algo que marcará la diferencia en los niños a futuro. Por
ejemplo, una buena habilidad lectora les permitirá ganar eficiencia en sus
estudios superiores, mientras que unas buenas habilidades de lenguaje oral
podrá convertirlos en buenos oradores, capacidad que se valora mucho en general
en el mundo laboral hoy en día. Por mi experiencia laboral personal, a diario
me encuentro con gente que está muy bien valorada en el mundo empresarial sólo
por su capacidad de oratoria, mientras que otras personas son más trabajadoras,
técnicas y eficientes, pero como no se expresan en público con la misma
seguridad y eficiencia, están menos valoradas. Por eso considero que es muy
importante desde pequeños trabajar la comunicación bien, para que el niño lo
adquiera de manera natural y lo pueda aplicar con más soltura a lo largo de su
vida.
Después de esta pequeña
introducción, iremos viendo bloque a bloque algunos aprendizajes específicos de
cada uno de ellos.
Lenguaje, lengua y
comunicación oral
A lo largo de este tema hemos
reflexionado sobre la esencia del lenguaje y la comunicación. El lenguaje es el
vehículo de comunicación entre los seres humanos. Nos permite entendernos y
expresarnos entre nosotros. Pero no consiste sólo en palabras, sino que los
signos y las señales también forman parte del lenguaje. Así, en los apuntes se
definen las lenguas como sistemas de signos que permiten a todos a los que
las conocen, intercambiar información. Dentro de este proceso de
intercambio de información, se genera el acto de comunicación en sí en el que
participan diferentes elementos: el emisor (es el que transmite el mensaje), el
mensaje en sí (lo que queremos compartir), el receptor (el que recibe el
mensaje). Para que estos tres elementos generen una buena comunicación, han de
darse los siguientes aspectos:
-
El emisor y el receptor han de compartir un
mismo código. En caso contrario, el emisor emite el mensaje en el código
que maneja o comprende, pero el receptor si no es conocedor de ese código no
comprenderá nada y, por tanto, no habrá comunicación. Probablemente, lo que se
genere es una gran frustración por parte de ambas partes. Esto ocurre muchas
veces cuando dos personas hablan lenguajes diferentes. La comunicación se hace
muy difícil por lo que habitualmente de manera espontánea, ambos recurren a un
código común (el de los signos) para hacerse entender. Si llevamos esto al
aula, lo podemos ver en diferentes ocasiones. Por ejemplo, a veces nos
empeñamos en hablar a los niños como si fueran adultos pequeñitos, sin darnos
cuenta de que a pesar de que hablen nuestro idioma, hay estructuras, vocabulario
y conceptos que están fuera de su alcance de comprensión, por lo que
difícilmente explicado como se le explicaría a un adulto comprendan
determinados conceptos. En este caso, el maestro ha de hacer un balance entre
generar un modelo adulto al niño para que evolucione y tenga un referente, y
hacerse entender. Además, puede darse la circunstancia por ejemplo de tener en
el aula un alumno extranjero que todavía no domine nuestra lengua, o un niño
que tenga algún problema de comunicación y requiera del lenguaje de signos, por
ejemplo. En estos casos, el maestro ha de tener en cuenta este elemento de la
comunicación para ayudar al niño a tener una mejor integración.
-
Por otro lado, el mensaje viaja por lo que
denominamos un canal. Este canal puede presentar determinadas
dificultades que se llaman “ruido”. Si estamos explicando algo a nuestros
alumnos, y queremos que nuestro mensaje llegue a nuestros receptores completo y
de forma correcta, tendremos que, además de tener en cuenta cómo vamos a emitir
el mensaje para que ellos puedan decodificarlo correctamente y comprenderlo,
tener en cuenta las circunstancias del canal. ¿Hay suficiente silencio en el
aula? ¿Pueden escucharme bien desde todas las posiciones de la clase? ¿Estoy
hablando con suficiente claridad y volumen?
Estos elementos se dan siempre
que haya comunicación, con independencia de que esta sea oral o escrita. La
mayor diferencia en la comunicación oral frente a la escrita, es que la
comunicación oral es efímera, y el proceso de codificación del emisor y
decodificación del receptor es instantáneo; mientras que en la escrita, el
mensaje perdura y la codificación y la decodificación puede ser más
reflexionada.
Pero no sólo es importante tener
en cuenta estos aspectos, debemos de enseñar a los niños otros tipos de
habilidades lingüísticas como qué se debe decir en cada momento y cómo se debe
de decir. No es lo mismo dirigirse a un profesor por ejemplo que a un amigo.
Además, deben de saber cuándo hablar y cuándo no. Estos aspectos según D. Hymes,
están relacionados con la competencia comunicativa. Esto me ha parecido
especialmente relevante. Con frecuencia nos encontramos con niños que no
respetan turnos de palabra, que acaparan las conversaciones, que no respetan a
los adultos, etc. El maestro, ha de ser consciente de la importancia de esta
competencia comunicativa para ayudar al niño a desarrollarla y no pasar por
alto estas situaciones, aunque se encuentren fuera del ámbito de la asignatura
de lengua. En el colegio, en concreto los profesores, debemos de fomentar
situaciones donde los niños tengan que trabajar estas competencias, para que
cuando se encuentren en situaciones fuera del entorno escolar, puedan
aplicarlas de manera natural.
Como maestros, es importante que
diferenciemos entre oír y escuchar. No es lo mismo y los niños deben de
entender la diferencia. El proceso de escuchar es un proceso activo que
requiere de un proceso de comprensión del mensaje y de interiorización de lo
que se nos dice, mientras que el proceso de oír es simplemente un proceso
mecánico y pasivo que no implica comprensión ninguna del mensaje
necesariamente.
Por este motivo, debemos de
enseñar a los niños no sólo a ser buenos emisores (oral y escrito) sino a ser
buenos receptores. Debemos de enseñarles técnicas de escucha activa donde el
receptor no simplemente oye el mensaje, sino que hace por entenderlo, por
comprender lo que se le está diciendo, por empatizar con el emisor y por
mostrarle interés, así como comprensión. Este proceso es un proceso muy
importante en la comunicación oral. Como todo, el maestro ha de enseñar este
aspecto con el ejemplo. Si nosotros como modelo en el aula, cuando un niño
trata de comunicarse con nosotros, nosotros no le miramos a los ojos, no
mostramos con nuestro lenguaje corporal que le escuchamos, estamos mirando el
ordenador, o a otro niño que está haciendo otra cosa cerca de nosotros, puede
que estemos oyéndole, pero no estaremos reflexionando sobre lo que nos cuenta
ni poniendo el esfuerzo necesario en nuestra escucha. En estas situaciones, no
sólo estamos enseñándoles con nuestro modelo ejemplos incorrectos de escucha,
sino que transmitimos falta de interés y con mucha probabilidad estamos
desmotivando al niño a que se vuelva a acercar a nosotros cuando tenga una duda
o quiera consultar algo.
En el aula, el profesor o el
maestro es el responsable de generar un entorno adecuado para que la
comunicación sea respetuosa y fluida. Es importante generar un entorno donde el
alumno se sienta libre de experimentar con el lenguaje y equivocarse sin
sentirse abrumado o juzgado. No debemos de permitir que nadie se ría cuando
alguien dice algo mal o se confunda, por graciosa que pueda parecer la
confusión porque el niño que está haciendo el esfuerzo puede bloquearse y no
volver a intervenir en público. En uno de los blogs de mis compañeros, leí a
una compañera que comentaba en su entrada a Krashen y me pareció realmente
interesante. Krashen habla de la importancia de un entorno seguro para que los
alumnos no entren en estos bloqueos por vergüenza e inseguridad. El lenguaje ha
de poder experimentarse y la experimentación nos lleva a errar y a aprender de
los errores. Es el proceso básico del aprendizaje y si vetamos esto en el aula,
no conseguiremos alumnos que experimenten con seguridad con el lenguaje.
Cuando hablamos del lenguaje
escrito, esta experimentación es más privada entre el alumno y el profesor por
lo que quizá es más fácil y fluida porque sólo depende de nosotros como
maestros. Pero también debemos de enseñarles a quitar el miedo a la escritura.
Tengo una hija de 12 años que saca unas notas excelentes en todas las
asignaturas, es totalmente autónoma en su estudio y se organiza a las mil
maravillas. Sin embargo, cada vez que la piden que redacte algo (un cómic, una
historia, un cuento, etc), tiene terror a enfrentarse a la hoja en blanco.
Sufre como una especie de bloqueo que no la deja pensar. En algún momento, ha
creído que no tenía creatividad y ese miedo surge cada vez que se enfrenta a un
folio en blanco. Poco a poco va superando este miedo, pero está siendo en gran
medida gracias al apoyo que le damos cada vez que tiene esta dificultad, porque
en clase no les enseñan a trabajar esta sensación que es muy común. En mi
opinión, no sólo tendrían que mandarles como deberes que escriban, sino que
tendrían en clase que trabajar esta sensación de inseguridad que es bastante
generalizada a la hora de escribir. Normalizar esta sensación hace que entienda
que ella no tiene un problema para escribir y que puede hacerlo igual que sus
compañeros, y poco a poco va rompiendo este bloqueo.
Comunicación escrita, la
lectura
El otro día mi hijo de 8 años, me
volvió a pedir otro número de su saga favorita (Forasteros del Tiempo). -¡Pero
si te he comprado el anterior hace dos semanas! -Le contesté. – Es que Manu nos
deja leer cuando acabamos pronto las tareas, y yo soy muy rápido y leo mucho en
clase -. Esta conversación me hizo reflexionar en concreto sobre el papel que
tenemos los maestros en la motivación a la lectura de los alumnos. Desde que
son pequeños, en el cole nos dicen siempre: -Tienen que leer 15 minutos todos
los días en casa-. Esta tarea, al menos con mis hijos ha sido un auténtico
suplicio. No había forma, era una discusión constante cada día para conseguir
que se sentaran los 15 minutos, y cuando lo hacían, lo hacían con el cronómetro
en las manos. No entendía por qué no se enganchaban a la lectura, si no hay
nada mejor que perderse en una historia y no ser conscientes del tiempo que ha
pasado. He llegado a la conclusión de que el proceso de lectura es un proceso
de maduración del niño y que por mucho que les forcemos, lo único que podemos
conseguir es frustración, aburrimiento y rechazo. La mayor no ha leído por
placer hasta los 10 años más o menos, que ha encontrado una saga que la ha
enganchado y ahora tengo que ir por la noche a apagarla la luz y pedirla varias
veces que deje el libro porque tiene que dormir. Con todos estos ejemplos, lo
que quiero trasladar es que para que un niño disfrute leyendo, han de darse
varias circunstancias: que se sienta seguro en la lectura, comprenda el vocabulario
y no le cueste en exceso, que la historia que está leyendo le sea atractiva y
le genere interés, que en el aula se fomente la lectura con libertad para que
lo relacionen con un momento de relajación y de tranquilidad, y, sobre todo,
que se respete el ritmo de lectura de cada niño. Esto último es lo más
importante para evitar frustraciones y bloqueos.
En el proceso de lectura, entran
en juego diferentes procesos mentales por lo que está especialmente relacionado
con el desarrollo cognitivo del niño. No debemos de hacer sentir mal a un niño
porque no le interese leer. Nosotros como maestros, debemos de fomentar que le
apetezca, tratando de proponerle actividades que creamos que son de su interés,
probando y viendo qué es lo que le interesa y lo que no. No todos los niños se
motivan con los mismos libros y a veces pecamos de esto. En el proceso de
lectura el niño no sólo ha de ser capaz de decodificar lo que lee, sino que ha
de comprender, de relacionar lo que lee con lo que sabe y recuerda. Este proceso
requiere un esfuerzo. Además, y según los apuntes, la verdadera lectura
comprensiva es ideovisual, es decir, que una vez que se perciben visualmente
los signos, el cerebro les atribuye directamente el significado, sin necesidad
de verbalizar lo que se está leyendo si no es necesario. Para que esto se de
correctamente, es necesario reforzar varios aspectos fundamentales:
-
La habilidad visual. “La habilidad
visual permite realizar el número de fijacioines adecuado a la legibilidad
física del texto, al tipo de texto y al objetivo de la lectura”. (Apuntes
de la asignatura, página 20). La habilidad visual, está relacionada con la
capacidad del ojo de realizar fijaciones de manera selectiva para que le
permitan comprender el texto de la manera más global posible. Cuantas menos
fijaciones tenga que hacer el individuo, mayor velocidad de lectura y mayor
comprensión. Para que exista esta comprensión, no sólo entran en juego estas
fijaciones, sino que también influyen los conocimientos previos del individuo
para poder interpretar lo que se está leyendo. La experiencia y el conocimiento
del niño para que pueda identificar – comprender lo que lee. Esto se genera con
la práctica. Un niño, cuanto más lee, más palabras conoce, y más experiencia
tiene, más fácil el será reconocer una palabra. Cuando nos enfrentamos a una
palabra que no hemos leído nunca, o que no conocemos, el esfuerzo que tenemos
que hacer para comprenderla es mayor que si nos enfrentamos a conceptos que
nuestro cerebro ya ha visto antes y puede identificar rápidamente. Es más,
nuestro cerebro habitualmente no lee cada letra, cada sílaba, sino que
identifica elementos que le son familiares y completa con su propio
conocimiento. Esto nos hace leer de una manera más ágil.
-
La memoria. La memoria influye en todos
los campos de la habilidad visual (reconocimiento visual, agudeza, visión
periférica, movimientos oculares, anticipación ocular y campo visual). La
memoria es fundamental para poder realizar estas relaciones entre lo que
estamos leyendo y lo que conocemos. Existen tres dimensiones de memoria:
o
A corto plazo: conecta los elementos que estamos
leyendo para poder comprender
o
A medio- largo plazo: nos permite conectar lo
que estamos leyendo y lo que conocemos. A medida que adquirimos conocimiento,
hay cosas que retenemos un tiempo, pero pasado un tiempo se nos olvidan (medio
plazo), y luego hay otras que nos impactan tanto que retenemos de por vida
(largo plazo).
-
La atención. La lectura, como cualquier
actividad que requiere esfuerzo mental, requiere de un mínimo de atención. Es
importante trabajar la atención en el aula ya que, sin ella, por mucho que se
trabajen el resto de los aspectos no conseguiremos que el niño comprenda lo que
lee. Si un niño no está prestando atención, significa que su cerebro está
ocupado con otros pensamientos, por lo que no estará activo en el proceso de comprensión
de lo que está leyendo.
Teniendo en
cuenta estos aspectos fundamentales para la lectura, existen diferentes métodos
de aprendizaje de la lectura:
-
Métodos de base sintética (Alfabéticos,
Fónicos o Fonéticos y Silábicos). Estos métodos son los más antiguos y los
menos motivadores. Son muy rápidos, pero favorecen el silabeo y la lectura
mecánica, y no fomentan la comprensión. No obstante, es cierto que dado que el
alumno conoce todas las unidades menores que conforman las palabras (letras y
sílabas), tiene una gran autonomía y puede leer mecánicamente cualquier texto.
-
Métodos de base analítica (contextuales,
fraseológicos y léxicos). Estos métodos son más globales y más modernos
(Montessori o Decroly). Están basados en concepción visual, en la percepción
del niño global y en el interés que el niño tiene por aprender. Tienen muchas
ventajas, como por ejemplo que respetan el proceso natural de aprendizaje, el
desarrollo evolutivo del niño, tienen en cuenta la motivación, son divertidos y
fomentan la creatividad. Sin embargo, implica un aprendizaje más lento, es
complejo para el maestro identificar la motivación individual de cada niño, y
el niño conoce el método escrito, pero no identifica palabras nuevas con
facilidad por lo que está limitado a lo que el niño conoce. Es por estas
dificultades por lo que surgen los métodos mixtos
-
Métodos mixtos. Son los métodos que bien crea el propio
profesor para adaptarse al aula o bien crean las propias editoriales. Son
métodos propios que conjugan parte de métodos de base sintética y parte de
métodos analíticos.
En mi opinión,
lo más importante no es etiquetar el método de lectura que se seguirá en el
aula, sino comprender cuáles son los factores fundamentales para que el
aprendizaje se desarrolle de la manera más adecuada y tenerlos en cuenta a la
hora de establecer cualquier método en el aula. Es fundamental crear un entorno
adecuado, de confianza, tener en cuenta la motivación del niño y su desarrollo
cognitivo. Debemos de entender que el niño no se encuentra en disposición de
leer en todo momento: puede estar cansado, no estar atento por algún motivo,
etc. Como maestros debemos de saber identificar estas situaciones y ser
flexibles, porque forzarlas no va a llevar a una práctica adecuada de la
lectura y será una pérdida de tiempo. Pero claro, en ocasiones esto es difícil
de recordar cuando tenemos la presión de lo que hay que avanzar en la
planificación, veintitantos niños cada uno con sus momentos y sus dificultades,
etc.
Con respecto a
la lectura oral, si recuerdo mi época de colegio, me recuerdo leyendo oralmente
de forma totalmente mecánica. Sólo había que estar atento a que no se te pasara
el turno cuando la profesora decía: -¡siguiente! Estas situaciones no son las
más adecuadas para trabajar la lectura oral. Recuerdo estar tan nerviosa por no
equivocarme y por no despistarme con el turno que la mayoría de las veces no
sabía ni lo que estaba leyendo. Ahora comprendo que mi atención estaba
focalizada en otras cosas y no en la propia lectura. Como hemos visto antes, la
atención es un elemento clave para la comprensión. Según los apuntes, para
que la lectura oral tenga un significado y un objetivo, ha de ser planificada.
Podemos darles a los niños el fragmento que van a tener que leer previamente
para que lo puedan leer varias veces y de esa manera, al leerlo en alto
podremos trabajar la entonación, la mirada al público, la velocidad, etc. Estos
elementos que trabajaremos son muy importantes para que el receptor pueda
comprender bien el mensaje que estamos leyendo. No es lo mismo un texto leído
de corrido, sin la entonación correcta, sin las pausas correctas, que uno leído
correctamente. Incluso el significado puede cambiar sustancialmente. Un ejemplo
puede ser: No, voy luego vs No voy luego. No significa lo mismo, en el primer
caso significa que iré, pero más tarde, mientras que en el segundo estoy
diciendo que no iré.
El hecho de
trabajar la lectura oral de esta manera me ha gustado mucho porque no sólo
permite trabajar estos aspectos importantes de entonación, pausas, mirada,
ritmo, etc; sino que permite que el niño desarrolle seguridad para hablar en
público. Nuevamente, para poder hacer este tipo de actividades, debemos de
crear un clima propicio en el aula de confianza y seguridad.
La lectura
silenciosa es al que utilizamos normalmente y es la que nos permite llegar a un
mayor nivel de comprensión. Es una lectura reflexiva que nos permite mayor
fluidez y velocidad. En función de los textos y de las situaciones del aula
podemos combinar ambos tipos de lectura, pero teniendo en cuenta las
peculiaridades de cada una de ellas y sabiendo que, para lograr una verdadera
comprensión, debemos de dejar a los niños que lean silenciosamente.
Comunicación
escrita: la escritura
Hasta ahora,
pensaba que una buena letra y una buena caligrafía era importante porque
transmitía disciplina y limpieza, pero la verdad es que nunca había relacionado
estos aspectos con la comunicación en sí. El trabajar este bloque después de
las reflexiones realizadas sobre la importancia de los procesos de
comunicación, me ha hecho pensar sobre otro aspecto por el cual una buena escritura
es importante. La escritura forma parte de la comunicación también, ya que un
texto se escribe con el propósito de que sea leído por alguien o por uno mismo.
Un texto que no responde a los códigos compartidos por todos (no sólo en el
lenguaje sino también en las formas) se hará difícil de entender por el
receptor (incluso si es uno mismo). ¿Cuántas veces hemos escrito una anotación
de cualquier manera y luego no somos capaces de entender qué hemos escrito?
Esto a mí personalmente me ha pasado alguna que otra vez. En estos casos, lo
que vemos es que no existe comunicación. Por eso es tan importante que los
alumnos consigan una buena grafía y unas buenas costumbres de claridad en la
escritura de sus textos.
La dificultad
con la que nos encontramos en primaria, es que la calidad de la grafía está
relacionada en muchos casos con el desarrollo psicomotriz del niño. En la
grafía influye la forma de coger el lápiz, la fuerza de los dedos, la postura
corporal, etc. Estos aspectos se trabajan habitualmente durante el periodo de
infantil, pero en muchas ocasiones, especialmente durante los primeros cursos
de primaria, podemos encontrarnos con niños que lleguen con estas deficiencias
y tendremos que trabajarlas bien en el aula. Nuevamente, si trato de recordar
cómo aprendí en mi infancia estos aspectos, me recuerdo haciendo muchos cuadernillos
de caligrafía que me parecían de lo más aburrido. Hoy en día, siguiendo un
modelo constructivista, podemos trabajarlo de manera mucho más motivadora,
haciendo partícipe al niño en su desarrollo de manera que se comprometa con su
evolución y su aprendizaje. La escritura, al igual que la lectura, se puede
trabajar de manera muy espontánea ya que forma parte de nuestra forma habitual
de comunicación diaria. A diario, un niño puede colaborar haciendo la lista de
la compra, escribiendo una carta a los abuelos como comentó una compañera en su
blog en este tema, o jugando a dejarse notas en la familia. En el aula, podemos
introducir este tipo de actividades también de manera que se trabaje y se practique
la escritura de forma natural y divertida: podemos preparar murales y pedirles
que nos ayuden a escribir las normas de la clase, por ejemplo si son más
pequeños, o bien crear un periódico del aula en el que cada niño tenga que
escribir una pequeña noticia, etc.
En cuanto a
los métodos para el aprendizaje de la escritura, al igual que veíamos con la
lectura, existen:
-
Métodos de base analítica: trabaja las
sensaciones visuales y táctiles del proceso de escritura, así como la automatización
de la grafía a nivel del trazo, no de las letras y fonemas concretos. Estos
métodos están especialmente ligados al desarrollo del niño porque éste utiliza
diferentes estrategias dependiendo del mismo:
o
3 años. Estrategia pictográfica. Es una
estrategia de descubrimiento que se adapta perfectamente al periodo simbólico
en el que se encuentra el niño. En esta estrategia, se vincula muy bien la
imagen con la escritura, permitiendo al niño establecer una relación mental
entre ambos aspectos.
o
4 años. Estrategia logográfica. El niño a esta
edad reconoce ya algunas palabras en su conjunto simplemente porque se las ha
ido tropezando en su día a día y su cerebro las va identificando. Las comprende
como un todo. Cáceres, M.A. (2010) pone de ejemplo sobre todo las marcas que el
niño se tropieza cada día: Coca-cola, Fanta, o incluso palabras que ve escritas
por la calle en las señales (bus, taxi, etc.), o incluso su propio nombre
(habitualmente en las aulas está escrito el nombre de cada niño en los
materiales, las perchas, etc y es una de las primeras palabras que identifican
en su globalidad).
o
5 años. Estrategia alfabética. Si seguimos con
el ejemplo del nombre del propio niño, a los 5 años, el niño ya es capaz de
decirte que su nombre empieza por la letra que corresponde. Esto es porque a
esta edad ya empieza a comprender que eso que hasta ahora veía como un todo,
está formado por elementos más pequeños que se llaman letras.
o
6 años. Estrategia ortográfica. A partir de aquí,
el niño comienza una etapa nueva de desarrollo que le permite comprender y
asentar mejor lo aprendido hasta el momento. Empieza una etapa de asimilación y
asentamiento que a lo largo de toda primaria, le permitirá convertirse en un
escritor y en un lector más o menos experto.
Lo que puede ocurrirnos
en primero de primaria es que tengamos niños con mucha diferencia de capacidad
de escritura debido a los diferentes niveles evolutivos y eso es un reto como
maestros. Además, en primero y segundo de primaria, especialmente, el maestro
debe de ser capaz de identificar si cualquier problema que presente un niño en
la escritura y en la lectura, está relacionado con un retraso del desarrollo
cognitivo normal o si el niño puede tener algún otro problema que es
conveniente detectar cuanto antes.
Como evolución
de estos métodos analíticos, surge el enfoque Constructivista que entiende que
la mejor manera de que los niños aprendan a escribir es poniéndolo en práctica.
Como maestros, según este enfoque debemos de proveer a los niños de situaciones
naturales donde practiquen estas habilidades de escritura con significado y de
manera significativa. Este método, dista mucho de la rutina de la escritura y el
aprendizaje por repetición, y lo que fomenta es que el maestro sea un generador
de oportunidades de aprendizaje para el niño y le acompañe en su desarrollo.
Según este enfoque, será el niño el que utilice las diferentes estrategias en
función de sus necesidades en cada momento. Siguiendo este método podemos
realizar actividades en el aula en el que el maestro actúe como mediador y sea
el niño el que trabaje y desarrolle la habilidad, pero siempre con un propósito
(escribir un diario, una noticia, una nota a un amigo, etc).
Hay un tema que me
ha parecido especialmente interesante a lo largo de este bloque y es la
reflexión sobre la escritura digital. Hoy en día cada vez se utiliza menos el lápiz
y el papel y más las tablets, ordenadores, teléfonos, etc. ¿Cómo aplican estos
métodos a esta nueva situación de aprendizaje? En mi opinión, aplican
perfectamente y es totalmente trasladable, lo único que existen algunas
adaptaciones necesarias. Por ejemplo, antes comentábamos la influencia de las
habilidades psicomotoras en la grafía. En el caso de la escritura digital,
estas habilidades son igualmente necesarias. No se puede escribir bien en ningún
teclado si no se trabaja la habilidad con los dedos: rapidez para teclear lo
que nos dará fluidez en la escritura, fuerza en los dedos y en las manos,
correcta postura corporal en especial de espalda y muñecas para no hacernos
daño si escribimos mucho tiempo, etc. No aprendemos a trazar letras porque nos
vienen dadas, pero tenemos que aprender a identificarlas igualmente, debemos de
reconocer globalmente las palabras pero también individualmente las partes que
la forman, debemos desarrollar visión espacial para saber dónde está cada tecla
en el teclado y poder escribir sin mirar y así ganar también fluidez. En cuanto
a las normas relacionadas con la estructura, la ortografía, la gramática, etc,
es igualmente importante para que el mensaje escrito sea coherente y fácil de
entender por el lector. Quizá el aspecto más afectado por esta digitalización
de la escritura es la ortografía ya que los dispositivos electrónicos corrigen
de forma automática cualquier error tipográfico y ortográfico por lo que se
está perdiendo pericia en este campo.
Otra reflexión
que me surge sobre este tema es ¿debemos de fomentar o no la digitalización de
la escritura en primaria? En mi opinión, como en todo, en el equilibrio está la
virtud. Creo que es necesario que los niños aprendan a escribir utilizando los
métodos tradicionales porque a día de hoy es necesario saber escribir (al menos
todavía se sigue utilizando, aunque cada vez menos la escritura analógica), sin
embargo, también considero que dado que a lo largo de su vida van a pasar más
tiempo escribiendo digitalmente que analógicamente, lo más adecuado es que
integren este conocimiento desde pequeños. En mi opinión, deberían de saber
escribir digitalmente con fluidez y los maestros debemos de enseñarles que es
igual de importante escribir bien en digital que en papel. Porque al final, no
deja de ser una comunicación y entran en juego siempre los mismos aspectos:
emisor, receptor y entendimiento mutuo a través de un mensaje codificado y con
un referente concreto que viaja a través de un canal determinado.
Uno de los
aspectos que siempre me ha parecido más complejo de aprender y de enseñar a los
niños en relación con el lenguaje es la morfología y la sintaxis. La ortografía
y la semántica, me parece más sencillo porque combinando mucha lectura y escritura
significativa, tarde o temprano el niño con la práctica interioriza las reglas
ortográficas, gana vocabulario y las aplica con mayor o menor soltura. Sin embargo,
la sintaxis me parece más compleja y abstracta. Si no se ha trabajado bien
durante primaria, puede ocurrir que encontremos niños de 5º-6º que saben
analizar frases perfectamente, pero a la hora de la escritura libre, sus
escritos se componen de frases cortas y sencillas o largas y mal estructuradas.
En mi opinión, este aspecto quizá es el que se trabaja menos en el aula, sobre
todo en lo referente al lenguaje escrito. En el lenguaje oral, dado que el niño
va aprendiendo por imitación en muchos casos, la complejidad del lenguaje la
puede ir adquiriendo poco a poco si se encuentra en un entorno sociocultural
medio. Pero, sin embargo, la escritura tiene un papel más minoritario en los
esfuerzos educativos de primaria, y el niño tiene menos oportunidades de práctica
natural en su día a día, y eso hace que
quizá el niño cuando tiene que enfrentarse a una hoja en blanco y escribir un
texto, un diario, etc, le cueste estructurar frases coherentes, bien unidas,
con los nexos correctos y variados, los signos de puntuación adecuados, etc.
Una actividad
que me gusta mucho para trabajar el lenguaje escrito es el análisis de los
mensajes publicitarios. En la publicidad se utilizan muchos dobles sentidos, y
giros que pueden ayudarnos en el aula a que los niños reflexionen sobre estos
usos del lenguaje. Podemos incluso pedirles que se inventen algún anuncio o
slogan publicitario. Además, estas actividades se pueden adaptar bastante bien
al nivel de la clase ya que se puede trabajar con anuncios más o menos complejos.
En estos anuncios, además, las imágenes son de gran importancia y aportan mucho
a la comunicación por lo que nos puede permitir trabajar una aproximación
global y analítica del lenguaje.
Dado que en
primaria tenemos la suerte de tener a nuestros alumnos en varias asignaturas
como tutores, podemos aprovechar otras asignaturas para reforzar estas
habilidades y estos conocimientos del lenguaje, en concreto, la escritura y la
habilidad oral (exposiciones en público de trabajos previamente escritos, por
ejemplo). Una actividad muy divertida y que les gusta mucho es que escriban una
obra de teatro y que luego tengan que representarla. Esta actividad se puede
trabajar con niños de 6º de primaria, por ejemplo. Es una actividad
significativa muy completa ya que desarrollan la creatividad en la escritura,
pero luego tienen que leer en silencio, comprendiendo el diálogo para aprendérselo
y prepararse para exponerlo en público representando al personaje, de forma
fluida y con una intención determinada, previamente ensayada.
Como conclusión, tengo la suerte de haber disfrutado mucho con esta asignatura y me llevo muchos aprendizajes que, debido a mi situación laboral actual, no sé si podré llegar aplicar algún día en el aula, pero como madre y mediadora de dos niños, ya he empezado a utilizar y estoy feliz de poder seguir practicándolos al menos en casa. Como siempre pienso después de llegar al final de un proyecto (en este caso esta asignatura), la vida es todo un camino por recorrer, unas veces cuesta abajo y otras pedregoso y cuesta arriba. Pero a lo largo del camino vamos llenando la mochila de experiencias y aprendizajes que nos hacen evolucionar como personas y seguir el camino con mayor seguridad y felicidad. Y esto es lo que me gustaría algún día poder transmitir a mis alumnos. No importa lo difícil que sea este camino, la mayor satisfacción es mirar hacia atrás y ver todo lo que hemos recorrido y lo que hemos aprendido mientras lo hacíamos.
Bibliografía
-
Apuntes y material de apoyo de la asignatura
-
Cáceres, M.A. , 2010, El acceso a la información
ortográfica por parte del niño de educación infantil (3, 5 y 5 años) para favorecer
la lectura. Temas para la Educación. Revista digital para profesionales de la
enseñanza. Nº 7. Marzo 2010.
https://www.feandalucia.ccoo.es/docu/p5sd7048.pdf
-
Blog Colabora. Soria Díaz, R. (2019). Análisis
de métodos de lectoescritura y enfoque constructivista. 11/01/2019.
Perfecto.
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